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Atalía y Josabet - dos caras de diferentes monedas

Por: Osmany Cruz Ferrer.

 No se deje llevar por el significado de su nombre, que aunque Atalía quiere decir, “Jehová es exaltado”, los actos de esta mujer sugieren que le demos otro apelativo. Pero antes de que usted encuentre uno, sepa que Dios la llamó “la impía”, calificativo que resume la oscura vida de esta mujer execrable.

 Atalía, la dueña de los mil vicios, fue educada por inicuos, se casó con un asesino impenitente y lo peor, decidió vivir de acuerdo a todo lo divinamente denunciable. Al subir su hijo Ocozías al trono de Judá, ella fue la consejera malsana que lo indujo a actuar antinominiosamente  hasta llevarlo a su ruina. Una vez muerto este su hijo, Atalía se levantó con un propósito diabólico, exterminar toda la descendencia real de la casa de Judá, lo que implicaba dar muerte a sus propios nietos. Su acción no suponía solamente una barbarie, esta decisión pretendía hacer nula la promesa de Dios de perpetuidad al trono de la prole de David; y mas aún, eliminar la seguridad escatológica del nacimiento –según la genealogía de David- de Jesús, el Salvador del mundo. La motivación para hacer todo esto era terrenal, hacerse de un trono para reinar dictatorialmente. Satanás suele presentarnos carnadas terrenales, para que olvidemos los propósitos celestiales.

 Atalía casi logra su propósito, a no ser por otra mujer, su contraparte en todo sentido. Una mujer que obligatoriamente es emblema del temor a Dios, es señal para los que quieren seguir lo que es justo a pesar de la oposición que pueda existir. Su nombre era Josabet. Ella escondió a Joás, su sobrino, en un aposento durante seis años; hasta que fuera lo suficiente grande como para asumir el reinado. Ella junto a su consagrado esposo, el sumo sacerdote Joiada, cuidaron del muchacho con fe verdadera en el Dios que, sin saberlo quizás ellos, les había comisionado para tal obra.

 Atalía pensó luego de seis años si novedad en su reinado, que su autocracia sería firme para siempre; se imaginó que por primera vez la injusticia triunfaría sobre la justicia, creyó que no había Dios en Israel. Pero todo acabó para ella en un solo día. Joás fue coronado rey mediante el ungimiento del sacerdote de Dios y con la masiva aprobación del pueblo. Atalía fue ajusticiada y su ignominioso nombre fue ejemplo perpetuo de lo que puede llegar a convertirse una persona cuando se hace enemiga de la virtud.

 Esta Atalía, arquetipo de la maldad, favorecedora del homicidio y amadora del poder, cosechó el  amargo fruto de su siembra. Su contraparte, Josabet, quedará siempre en la historia como arquetipo del temor a Dios y su impronta seguirá brillando para todos aquellos que aman la piedad.

 Aborrezcamos la codicia por el poder, y las aspiraciones egocéntricas. Asumamos en nuestras vidas cada día el temor de Dios como estandarte y el servicio humilde como consigna.  Si hacemos esto, hallaremos la misma aprobación delante de Dios, que de seguro encontró Josabet.

Sevillano, miércoles 29 de abril de 2004.

10.22 a.m.

© OCF, 2009

Editado por EDICI: http://alballanesedici.blogspot.com 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qe impresionante lo qe pasó çon estas 2 mujeres pero porsupuesto Jehová siempre triunfador.

Unknown dijo...

No me he equivocado al ponerle ese hermoso nombre a mi princesa.

Unknown dijo...

Mi princesa también ella el nombre de Josabet por valiente ala vida.


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