Archivo del Blog

Carnaval de excéntricos

Por: Osmany Cruz Ferrer.

Beethoven, Garabato y Cuca, así se llamaron tres mascotas de mi adolescencia. No fueron animales de compañía cualquiera, ellos se agenciaron mi cariño de la forma más original que yo halla visto jamás. Nunca dejaron de ser ellos mismos para agradarme, aunque me entregaban su devoción a cada momento y de distintas maneras.

 Beethoven era un perrito peludo, pero insomne. No podía conciliar el sueño de ninguna manera. Traté de todo, pero nada parecía dar resultado. Un buen día desapareció nuestro cachorro. Lo buscamos en todas partes y no aparecía. En casa nos regañábamos unos a otros: —¡seguro dejaste la puerta abierta y se escapó!— nos decíamos. Fue entonces que, entre preocupaciones y reprimendas, apareció un oscuro ser peludo bostezando. Venía del pequeño patio interior de la casa, era Beethoven. Traía los ojos arrugados, señal de un sueño placentero. ¿Que había ocurrido con nuestro perrito? ¿Quién o qué había resuelto su insomnio. La respuesta estaba de seguro en el patio. Salimos todos y encontramos debajo de un aparador en desuso a nuestra jicotea Cuca. Este era su lugar preferido y siempre se le podía encontrar allí. Dedujimos entonces, cual Sherlock Holmes, que nuestro can había dormitado junto a nuestra caparachuda mascota, la cual no mostraba ningún signo de incomodidad por tal capricho perruno. De ahí en adelante,  Beethoven fue un perro dormilón, parecía como si quisiera recuperar las horas perdidas por aquella  eterna vigilia.

 Cuca no se quedó sin cobrar el favor a Beethoven. Cada mañana tomaba leche del plato de su lanudo amigo con una invariable devoción. Nunca había oído yo sobre un anfibio que tomara leche, pero como dicen: “toda regla tiene su excepción.” Para colmo de caprichos estaba nuestro gato Garabato que desarrolló una especie de adicción al café y cada mañana pedía con ensordecedores maullidos su porción. Además, prefería los vegetales a la carne, el aguacate era su favorito.

 Este triunvirato de animales me reportó felicidades que jamás olvidaré. No me importaban sus rarezas aunque a otras personas sí. Ellos eran lo que eran y a mi no me importaba. Sus peculiaridades no me escandalizaban, sus rarezas no constituían la esencia de lo que eran.

 Mis tres mascotas me hicieron mucho más que compañía, lograron que yo reflexionara en el significado que tienen las palabras aceptación y tolerancia. A veces nos es muy difícil aceptar a alguien solo por que es diferente en algún aspecto. Tolerar se vuelve un castigo cuando se trata de alguien que nos incomoda por alguna razón. Al final quien más se daña es uno mismo. Pues los aguijones del desamor son traicioneros y se empuñan siempre hacia la persona que lo posee. A muchos creyentes le pasa lo que a la infeliz abeja que torpemente cuando aguijonea a otro se quita la vida a sí misma.

 No trate de cambiar a todos los que le rodean. Procure aceptar a los demás sobre la base del amor y no de lo que hacen. Usted verá que al final usted será el ganador, pues no cerrará las puertas a una relación que de seguro le propinará bienestares inusitados. 

© OCF, 2009

Editado por EDICI: http://alballanesedici.blogspot.com

0 comentarios:


©2008 'Templates e Acessorios'